La mejora en la eficiencia y el uso sostenible de los recursos hídricos en el Levante se ha convertido en uno de los objetivos clave para esta zona peninsular, donde la escasez de agua para aplicaciones industriales y agrícolas es ya un problema que hay que abordar sin demora.
Sumado a esta escasez de agua, se ha detectado recientemente un impacto ambiental derivado del cambio de uso de suelos que, junto a los posibles efectos del cambio climático, han provocado un aumento de la salinidad de las aguas procedentes del acuífero subsuperficial. Esto ha llevado a aceptar como posible solución la necesidad de una desalinización tanto para su uso en regadíos como para grandes consumidores de agua a nivel industrial.
El diseño y la gestión del proceso de desalinización en sí mismo pueden también tener impactos ambientales. El rechazo de salmueras en el mar puede aumentar la temperatura y la salinidad locales y si se realiza en cuencas puede aumentar la salinidad de las tierras y de las aguas subterráneas de estas cuencas.
Por tanto, la solución a la problemática ambiental debe venir, entre otras medidas, por la obtención de recursos hídricos de forma sostenible y la minimización de residuos de manera que se fomenten los procesos circulares de residuo cero. En este sentido, la Unión Europea, a finales de 2016, ha propuesto un ambicioso programa sobre Economía Circular, que permitirá a nuestra sociedad aprovechar sus recursos de una manera sostenible y eficaz.
En el caso particular de la Región de Murcia el medio receptor es el Río Segura, cuyas condiciones han mejorado durante los últimos tiempos gracias a las actuaciones de la Confederación Hidrográgfica del Segura. No obstante, el cambio climático puede conducir a mayores sequías, que impliquen una disminución de los caudales mínimos del río que pueden hacer inviable la recepción de salmuera. Por lo que la reducción o eliminación de dicha salmuera permitiría a las empresas adelantarse a los efectos del cambio climático, a la vez que mejoran en el uso sostenible de los recursos hídricos.
Reducción de la salinidad en nuestro efluente de fábrica. Para lo que pensamos en concentrar en forma de sal y con el menor impacto medioambiental posible, el rechazo de nuestras plantas de ósmosis y parte de la sosa ya utilizada para el lavado de botella o tras la limpieza de la sala de cocción. E incluso las purgas de nuestro lavador de biogás de la Edari.